jueves, 21 de agosto de 2008

María Vasco tampoco llega al podio


A María Vasco, bronce a menos de dos kilómetros, algo le pasó. No iba, que dicen los atletas. Fue durante mucho tiempo, pero al final, en el último kilómetro, no iba. "No me encontraba bien desde el principio", dijo después de terminar quinta, con récord de España (1.27:25) en el zurrón, pero a dos puestos de lo único que vale en unos Juegos Olímpicos, la medalla, no pudo repetir el bronce de Sydney (2000) o el más reciente, en un Mundial, en Osaka el año pasado.

Tras ella llegó, sexta, Beatriz Pascual, mientras la otra española, María José Poves, fue decimoctava en una prueba dominada, desde el primer metro, por la campeona mundial, la rusa Olga Kaniskina, oro por delante de la noruega Platzer y de la italiana Riagudo.

Las tres representantes españolas corrieron con un crespón negro. Así lo había solicitado la delegación española durante la noche tras el gravísimo accidente en el aeropuerto de Barajas, pero el CIO (Comité Olímpico Internacional) denegó la propuesta. Sabido es que la Carta del CIO impide mostrar a los deportistas cualquier símbolo, sea éste de la naturaleza que sea.

1 Rusia 1h26:31 Récord olímpico
Olga Kaniskina
2 Noruega 1h27:07 Récord nacional
Kjersti Plätzer
3 Italia 1h27:12 Mejor marca personal
Elisa Rigaudo
4 China 1h27:17 Mejor marca personal
Hong Liu
5 España 1h27:25 Récord nacional
Maria del Monte Vasco
6 España 1h27:44 Mejor marca personal
Beatriz Pascual

Lo cierto es que María Vasco, Beatriz Pascual y María José Povés compitieron con una pequeña cinta negra en la parte de arriba del uniforme. El jefe del equipo español de atletismo, José Luis de Carlos, no interpretó la medida como un desafío al CIO: "No conocíamos la prohibición".

Tuvo la prueba una actriz principal con la que nadie contaba. Amaneció Pekín encerrada en agua, lloviendo como no lo había hecho durante toda la competición, de una forma intensa, constante, pequeños taladros para las valientes que a las 9.00 horas comenzaban a dar las vueltas al estadio antes de tomar la alfombra del recorrido. Kaniskina, por si había dudas, salió del estadio ya con varios metros de ventaja, ya sería inalcanzable para el resto. Por detrás se formó un grupo de corredoras, donde Vasco y la bielorrusa Rita Turava eran las que daban la cara.

Esta última protagonizó una de las imágenes de la carrera. Tras acelerar en el kilómetro 10 y tomar varios segundos de ventaja, a falta de dos kilómetros se echó a un lado. Tenía ganas de vomitar, pero no podía hacerlo. Se introdujo los dedos en la garganta varias veces, el balanceo del cuerpo, los espasmos, las arcadas, dejaron escenas tremendas. La lluvia, insistente, fue testigo del desfallecimiento e impulsó, una última vez, a María, detrás de Platzer en busca de las fuerzas que a ella le faltaban. No hubo lugar. Fue quinta, a dos puestos de lo único que importa.
El Mundo.es

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