martes, 9 de septiembre de 2008

Todavía a vueltas con Beijing


El diario francés L’Equipe tiene fama, totalmente merecida, de ser uno de los mejores, si no el mejor, periódico deportivo del mundo, y esto todavía es más verdad en lo referente a natación, un deporte al que siempre ha cuidado mucho, sobre todo en las grandes manifestaciones, sin tener en cuenta si en ella brilla, o no, la natación francesa.
Como siempre, el despliegue que ha hecho en estos pasados Juegos, nos da pie a traer para nuestros lectores algo de lo que se ha escrito en sus páginas, de las que siempre se puede aprender algo, aunque en ocasiones solo sean detalles anecdóticos.

Así, por ejemplo, después del triunfo de Michael Phelps en los 200m.crol, y bajo el título de “Phelps, maestro del deslizamiento”, hace un estudio de sus virajes y posterior deslizamiento en ocho cortos apartados. Un viraje, según su entrenador Bob Bowman, que es la mayor contribución que ha hecho Phelps a la natación, ya que en el momento de hacerlo, consigue una velocidad que solo los velocistas de 50m. pueden llegar a superar, 3,2 m./s.

“Una primera vez, que fue decisiva”: el 15 de agosto del 2002, en Fort Lauderdale, Phelps superaba, por primera vez, el récord mundial de los 400m.estilos, 4,11”09, emergiendo del agua trece metros después del viraje al iniciar el parcial de crol. Su entrenador, Bowman declaró, “fue en aquel momento que comprendí el beneficio que podíamos sacar de aquello”.

“Su obra maestra”: el último viraje de la final de los 200m.crol de los Campeonatos Mundiales de Melbourne-2007. En el viraje, Phelps tenía solo 33 centésimas de ventaja sobre el holandés VDH. Al salir a la superficie, había aumentado su ventaja hasta un cuerpo. A la llegada, los separaban 2”42.....

“Un físico tallado para el ejercicio”: A) potencia: para empujarse en la pared lo más fuerte y más lejos posible, Phelps ha cogido tres kilos suplementarios de musculatura después de los Juegos de Atenas. B) cualidades aeróbicas: cultivadas mediante un gran volumen de entreno aeróbico, y el encadenamiento de varias pruebas en una sola competición. C) flexibilidad: para poder ondular con todo el cuerpo, juega con su híper flexibilidad a nivel de tobillos y rodillas.

“Duración máxima”: en el famoso viraje de Melbourne, Phelps estuvo más de cuatro segundos debajo del agua (exactamente 4”54), entre el momento de dejar el muro, y el momento de emerger del agua.

“Longitud récord”: emerge a 12 metros del muro después del viraje (para comparar, Ian Thorpe emergía a solo 5 metros)

“Profundidad inédita”: 1m.50cm. bajo la superficie del agua, aproximadamente, con el fin de evitar las turbulencias, y aprovechar la densidad del agua.

“Una trayectoria de misil”: es lo que el entrenador Jon Urbanchek, que lo ha entrenado durante cuatro años en la Universidad de Michigan, denomina “quinta marcha”: su capacidad de no perder velocidad en el momento de emerger del agua; “emerge como un misil; es una cuestión de potencia y coordinación”.

“Las ondulaciones de un delfín”: como un delfín, Phelps ondula en ocho ocasiones con todo el cuerpo, no únicamente con las piernas. Otro detalle, las tres o cuatro primeras ondulaciones se efectúan lateralmente, cuando sus rivales tienen los ojos ya clavados en el suelo de la piscina.

PÁNICO ENTRE LAS MARIPOSISTAS AUSTRALIANAS. Poco antes de la salida de los 100m.mariposa, ya en la cámara de salidas, las dos finalistas australianas, Lisbeth Trickett y Jessicah Schipper tuvieron serios problemas. Jessicah, a la que casi le dio un ataque de nervios, los tuvo con su bañador, que no acababa de cerrarse. Con las lágrimas cayéndole mejillas abajo, tuvo que cambiárselo en la propia cámara de salidas, ayudada por algunos oficiales y por algunos representantes de la firma “constructora” del traje de baño.

Trickett, que en una prueba anterior también había tenido problemas con su traje de baño, las tuvo esta vez con unas incómodas nauseas que estuvieron a punto de hacerla vomitar, un hecho que ella misma explicó que le es habitual, y prepara su cuerpo para el esfuerzo. Al final, por suerte para ellas, todo quedó en nada, y ambas pudieron subir al podio (Trickett, oro; Schipper, bronce).

UN IRANI QUE SE EXCUSA. Mohammed Alirezaei es un bracista iraní que estos últimos meses ha conseguido algunos buenos resultados (pasando de unos 1,05” en los Mundiales de piscina corta de Manchester, a bajar del 1,03” en piscina larga, ganándose su lugar en los Juegos) pero que no se presentó a disputar su serie. Algo “olio” mal, ya que el CIO pidió explicaciones a los dirigentes iraníes, al abrigar sospechas de que el bracista habría hecho un “abandonó político”, ya que en su misma serie nadaba el israelita Tom Beeri. El CIO, finalmente, aceptó las explicaciones iraníes de que su nadador se encontraba indispuesto.....y aquí no ha pasado nada.

¿CUAL SERIA EL NADADOR IDEAL PARA EL HECTÓMETRO IDEAL?. La pregunta se la hicieron a VDH, que resumió así al “hectometrista ideal”: la salida de Schoeman; la potencia de Bernard; la descontracción de Popov, y mi segundo largo. Stephen Caron, otro de los grandes velocistas franceses (doble medalla de bronce, en Seúl-1988 y Barcelona-1992), presente en la conversación, añadió: las condiciones naturales de Cielo; los primeros metros de Sullivan; el oportunismo de Lezak, y la concentración mental de Popov. ¿Veremos algún día esta combinación?.

LAS FELICITACIONES DE MONSIEUR ALLIOT-MARIE. Ministra del Interior de Francia, Michele Alliot-Marie envió rápidamente su más “calurosa felicitación” a dos de sus ilustres funcionarios: el aspirante Hugues Duboscq, y el “genderme-adjunto voluntario” Alain Bernard, “Habéis honrado a la gendarmería”.

VIAJE AL INTERIOR DE LO QUE ALAIN BERNARD BAUTIZA CON EL NOMBRE DE “MIS 100 METROS”. Después de su eliminatoria de 100m.crol, el velocista francés ha comentado con el periodista Pascal Glo, su versión de como nada un hectómetro.

Puede parecer una prueba muy fluida, y mi objetivo es que lo sea el máximo posible, pero se puede descomponer perfectamente en varios tramos.

“Antes de la salida”: mientras me preparo, visualizo mi prueba, y luego me digo, “total, un ir y venir”; y hago una inspiración profunda.

“Sobre el podio de salida. La preparación”: “Preparados”. Procuro meter la cabeza entre mis brazos. En Eindhoven (Campeonatos de Europa), vi el reflejo de mi cuerpo en el agua, ¡como en un espejo!. Es raro. No lo había buscado, y así, de golpe, me di cuenta. Me vi, mirándome a los ojos, pero también tuve una visión global de mi y me dije.....” vamos, va a ser ahora, ¡déjate ir, date el gusto!.

“0 metros. Impulso de la salida”. He de impulsarme con los brazos, pero lo más importante es impulsarse lo mejor posible. Todo empieza con las piernas. Sobre todo no hay que precipitarse. La cabeza entre los brazos, mentón al pecho, alineándola con los brazos, pero, sobre todo, coger el mejor ángulo para entrar lo más lejos posible en el agua. Entro en el agua, deslizo lo máximo posible, sintiendo la ondulación de mi cuerpo.

“10 metros. Salida a la superficie”. Un momento agradable. Debo hacerlo bien. Hacer únicamente los movimientos esenciales, ni uno más, ni uno menos, ni demasiado bajo el agua, ni demasiado sobre la superficie. En otro caso quizás saldría al mismo nivel que mis rivales, o incluso con un poco de desventaja, pero se que si hago tres remadas, cuatro, bien potentes, desde el inicio, puedo conseguir una pequeña ventaja. Me digo, “vamos allá”; hay que pensárselo bien, aunque tenga ganas de empezar rápido.

“20 metros. La velocidad máxima”. Es en este momento que consigo mi máxima velocidad, 2,20 m/seg. La que te da el impulso de la salida. Pienso que todo va bien, o quizás, ¡ atención, este movimiento no ha estado bien, atención al próximo !. Voy deprisa. Me concentro en la técnica. Es instintivo. A cada movimiento me repito, ¡ coge agua, coge más la próxima vez !.

“25 metros. El punto fuerte. Mi prueba empieza en este momento. Es aquí donde soy capaz de hacer la diferencia, donde acostumbro a coger más agua, donde tengo más potencia. En fin, uno de mis puntos fuertes. La “velocidad de crucero” se coge en este momento. El objetivo es mantenerla hasta lo más cerca posible de la llegada. No se puede salir al máximo y esperar mantenerse ahí. Me lo tomo como si fuera un 50m. progresivo.....aunque saliendo rápido.

“25-48 metros. Un momento para disfrutar”. Es en esta sección donde disfruto más. Mi estilo es bueno, todavía estoy descansado. Siento que todavía me controlo. Adoro este momento. Pase lo que pase, me siento capaz de reaccionar, aunque continuo pensando que debo cuidar mi técnica. No pienso en la perfección. Se trata de ir lo más rápido posible, no de nadar lo mejor posible. “Mi” perfección es que el brazo, en lugar de estar justo por encima de la superficie del agua, esté un poco más arriba, a causa de mi morfología. Durante unas pocas semanas, después de mi récord del mundo (47”50), estuve buscando la perfección de la brazada. Después vi que me estaba complicando la vida, y desistí.

“48 metros. La aproximación al viraje”: Momento clave. Hay que sumergirse progresivamente para hacer un buen viraje. Tengo que aproximarme bien para no fallar el viraje. Me fijo en la cruceta del fondo, a dos metros del muro. Según la profundidad, la evaluación de la distancia es diferente. Después, con la cabeza baja, miro la pared.

“50 metros. El viraje”. Es una fase que cada vez me gusta más, y en la que he progresado muchísimo. Antes era uno de mis grandes puntos débiles. Desde hace año y medio, en cada viraje de cada entrenamiento, pruebo a hacerlo lo mejor posible. No es fácil hacer un viraje bien hecho cuando estas haciendo series bastante rápidas de 400 u 800m., pero, por lo menos, intento hacerlo bien.

“56 metros. Nueva salida a la superficie”. Me gusta más que la aproximación. La domino bastante mejor. Después, diez, doce metros, como en la salida.

“70 metros. El estilo”. Un momento muy importante.....siempre que hayas hecho bien todo lo anterior. Podría empezar la prueba reservándome, y pensando que, “bueno, a partir de los 70m. ya “apretaré”, pero para eso me quedo en casa; aunque tampoco quiero salir “a toda pastilla” y pensar, “vamos a ver como aguantamos los últimos veinticinco metros”. Hay que saber dominar la prueba para conseguir en estos últimos metros una velocidad creciente. En esto reside la dificultad. Evidentemente, no es posible ir más deprisa, pero en mi cabeza me lo voy repitiendo.

“85 metros. La degradación”. A 15 metros de la llegada, el estilo se degrada. Antes me ocurría a los 75m. No llegaba a terminar bien. Después, he ido alargando poco a poco este momento. Es alentador. Siento, noto, a mis rivales, aunque no los miro.

“90 metros”. La mente”. Este momento ha de ser, realmente, de concentración, pero también, sobre todo, de relajación. Porqué si quisiera ir más rápido, debería “apoyar” más fuerte sobre el agua, y mi musculatura se contraería excesivamente. Lo más difícil es mantener relajados los movimientos fuera del agua. Aunque me diga constantemente, “relájate.....relájate.....”, es difícil conseguirlo. Si lo consigo, y he llegado hasta aquí con una buena velocidad de base, normalmente termino bien mis 100m.

“100 metros. La mano”. Hay que llegar a una buena distancia del muro, y tocarlo con un buen golpe de brazo. Mantener la cabeza entre los brazos, lanzarse sobre el muro, y tocarlo. En la final de los 4x100m.crol de este lunes, creo que hice una buena llegada, lanzándome sobre el muro, con la sensación de haberme arrancado el brazo. Después..... miré el marcador. ¡ Fue horrible !.

Guillem Alsina

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