martes, 9 de septiembre de 2008

Un poco de deporte-ficción (NOTINAT)


“Dime, dime, espejito mágico, ¿soy yo el mejor nadador mundial de toda la historia?”. “Si, Michael, tu eres el mejor nadador mundial, pero no se si de toda la historia, puesto que tú has podido beneficiarte de ciertas circunstancias que para otros no existieron”.

Esta podría haber sido una pregunta, y la consecuente respuesta, que Michael Phelps hubiera podido hacer, y hubiera recibido, en el caso de poder disponer, como “Blancanieves” de su “espejito mágico”.

Vaya por adelantado que no se trata de quitarle méritos al norteamericano, que yo creo que, efectivamente, “facts are facts”, se ha convertido en el mejor nadador de la historia de la natación, aunque ello no sea motivo para que no se pueda especular sobre este título, y aunque no creo en aquello de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, si creo en Einstein, y su “Teoría de la Relatividad”, lo que me induce a pensar que en este mundo todo es relativo, y si echamos un vistazo a la historia de la natación podemos darnos cuenta de que hubo cosas que no fueron.....pero que pudieron ser.

La hazaña de Michael Phelps, gran hazaña, repito, a la que no hay que quitarle ni un ápice de su valor, ha sido propiciada, respecto de tiempos anteriores, y como nos asegura el “espejito mágico”, por diferentes circunstancias que no existían en tiempos anteriores a los del norteamericano. Tres creo que han sido más importantes: una ampliación máxima del programa olímpico, que de las 6 pruebas que tuvo hasta 1952 (5 individuales, 100, 400 y 1.500m.crol; 100m. espalda, y 200m. braza, más el relevo de 4x200m.), ha pasado a las 16 que tiene actualmente (excusamos de nombrarlas, por sabidas).

Una ampliación de la vida deportiva, en este caso natatoria, debido a una profesionalización, no total pero si muy extendida, que prolonga hasta los 30, y pico, la edad en que los nadadores pueden conseguir victorias y récords, mientras que hasta no hace muchos años, la gran mayoría de nadadores solo tenían ocasión para participar en unos Juegos, máximo dos, quizás tres en contadísimos casos; finalmente, esta misma profesionalización, que permite, además de alargar la vida deportiva, acceder a toda una serie de servicios deportivos que son los que pueden dar lugar, condiciones físicas aparte, a esta serie de marcas que estamos viviendo (entrenadores personales, dietistas, fisioterapeutas, preparadores físicos, etc., etc.). Sin olvidarnos, además, de una circunstancia “psicológica” como ha sido la de tener el objetivo de superar la hazaña de Mark Spitz, espoleado, además, por su “fracaso” (llamémosle así) de Atenas-2004.

¿Qué habrían podido conseguir algunos nadadores del pasado, de haber podido vivir en las mismas circunstancias en las que hoy en dia viven algunos de los mejores nadadores mundiales?. Vamos a dar un repaso a algunos de los que, como Phelps, hubieran podido conseguir, teóricamente, estas ocho medallas olímpicas de oro, ayudados, claro está, por las mismas ventajas de que ha gozado él (mejores posibilidades de entrenarse, más años para intentarlo, premios millonarios por conseguirlo, etc.).

Concretamente vamos a fijarnos en tres de ellos, que son los que (siempre teóricamente hablando) hubieran podido conseguir, avanzándose a Phelps, esta magnífica hazaña de ocho medallas de oro.

Ya en la década de los 20’s, un hombre hubiera podido intentarlo. El norteamericano John Weissmuller, dominó claramente las pruebas de crol a lo largo de los años 1922 – 1927; podemos considerar que en 1927 (repetimos que en las mismas circunstancias que Phelps), estaba en disposición de ganar los 50, 100, 200 y 400m.crol, los tres relevos, y añadir una octava prueba, quizás los 100m. espalda (estilo en el que había sido recordista mundial de las 150 yardas), e incluso, especulando quizás en exceso, los 1.500m.crol, ya que no debemos olvidar que ha sido el único recordista mundial de 100m.crol, que también lo ha sido en una distancia larga, en su caso las 880 yardas (10,22”2 en 1927), y se había ganado una buena fama al ganar travesías de largo metraje.

Más adelante, en la década de los 60’s, tenemos otra de las grandes figuras de la natación mundial, el también norteamericano Don Schollander, campeón olímpico de 100, 400, 4x100 y 4x200m.crol en Tokio-1964, pero que también hubiera podido aspirar a serlo en los 4x100m.estilos (donde cedió su lugar a Steve Clark por razones parecidas a las de Jeff Farrell cuatro años antes en Roma), y en los 50 y 200m.crol, completándolo con los 1.500m. (aunque él mismo declaró que le parecía totalmente incompatible entrenar para ganar los 100 y los 1.500m., una “poderosa razón” como un millón de dólares, de la época, naturalmente, quizás hubiera hecho posible la compatibilidad), o los 200m.estilos, una prueba en la que no se defendía mal.

Finalmente, el propio Mark Spitz, “estimulado” por premios como este, y con posibilidad de mayor dedicación, hubiera podido acceder, en aquellos Juegos de Munich a algo más de las siete que ganó allí, añadiendo la de los 50 i/o 400m.crol (no olvidemos que en 1967 y 1968 había batido, en tres ocasiones, el récord mundial de esta última distancia), sin olvidarnos de los 200m.estilos, otra prueba en la que, con debida preparación, hubiera podido destacar.

Y como estamos hablando de deporte-ficción, continuemos. Para un desafío como este, los nadadores USA han tenido siempre una gran ventaja sobre los del resto del mundo, y es que, dejando de lado contadas ocasiones, han tenido siempre tres medallas poco menos que aseguradas con los tres relevos. La hazaña de Phelps podría ser superada, incluso fácilmente superada, el día que el CIO se resuelva a programar, por ejemplo, los 50m. de cada estilo, junto con los 800m.crol, y los dos relevos de 4x50m., crol y estilos, lo que elevaría a 23 las pruebas del programa olímpico. Un hombre bien preparado para las pruebas de velocidad, podría conseguir ocho títulos individuales (los 50 y 100m. de cada estilo), y cuatro de relevos (4x50 y 4x100m., crol y estilos), es decir, 12 medallas.

¿Será posible?, ¿no será posible?. Esto es deporte-ficción. Pero, ¿no dicen que la imaginación supera siempre la realidad?

Y, ya para terminar, una confesión íntima. Siempre he querido tener un “espejito mágico” (o cualquier otra “máquina infernal” afín), para ver si era capaz de solucionarme algunas de las grandes curiosidades que tengo en relación con nuestro deporte.

A mí, que fui practicante de la mariposa con pies de braza, y de aquella “braza submarina” popularizada en los años 1954-1957 por el japonés Masaru Furukawa, me gustaría saber hasta dónde se habría llegado, cronométricamente hablando, en estas dos modalidades. También me gustaría saber qué hubieran podido hacer nadadores como los que hemos nombrado anteriormente, y otros igualmente famosos, puestos en las circunstancias actuales. Aunque estoy seguro de que esto no son preguntas que me haga únicamente yo, sino compartida con cientos y miles de aficionados a la natación, de la que no vamos a saber nunca, nunca, nunca, la solución. ¿Qué lástima verdad?

Guillem Alsina

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