martes, 14 de octubre de 2008

Dopaje en el podio del Tour


CARLOS ARRIBAS - Madrid - 14/10/2008

También Bernard Kohl formará parte de la cosecha podrida del Tour de 2008. El alambique en que se han constituido los laboratorios antidopaje de Lausana y París continúa con la lenta, precisa, destilación de la sangre de los ciclistas sospechosos, extrayendo de una en una preciosas gotas de espectaculares nombres que inmediatamente incluyen en el libro de la vergüenza, en cuyas tapas se añade inevitablemente el año de la CERA. A los ya conocidos Riccardo Riccò, el italiano supersónico cuya sangre confirmó hace una semana lo que la orina delató hace tres meses; Leo Piepoli, compatriota, amigo y compañero de habitación de Riccò, y Stefan Schumacher, el bestial alemán del Geroslteiner que había ganado las dos contrarreloj del Tour, se une ahora el de su compañero de equipo y habitación, el austriaco Kohl, el deshollinador que movía la cabeza mientras ascendía infatigable los interminables puertos de los Alpes y los Pirineos para encender en la fría Austria el entusiasmo por el Tour.

Como Schumacher, Kohl, de 26 años, había conseguido en el Tour pasado bastante más de lo que le podía permitir su exiguo palmarés anterior: terminó tercero en el podio de París y vestido con el maillot de lunares de rey de la montaña. Si el contraanálisis confirma el resultado hallado en ambos laboratorios en el frasco A, positivo por CERA que el propio Kohl comunicó por teléfono a su aún director, Hans-Michael Holczer, además de con una suspensión mínima de dos años, el austriaco será castigado con la pérdida de ambos atributos: el tercer puesto en el podio pasaría a ser para el ruso Denis Menchov, del Rabobank, uno que ya cuenta con una victoria en la Vuelta a España por descalificación por dopaje de Roberto Heras en 2005, y el Gran Premio de la Montaña recaería en el ganador del Tour, Carlos Sastre, que se convertiría en el primer español que lo obtiene desde Txomin Perurena en 1974.

A la CERA (siglas en inglés de Activación Continua del Receptor de la Eritropoiesis), producto puesto a punto en los últimos años por los laboratorios Roche, se la considera la EPO de tercera generación. Con una sola inyección al mes, produce los mismos efectos de fabricación de glóbulos rojos que la EPO tradicional con un pinchazo diario. También creían sus usuarios deportistas -un medio en el que se vende desde hace cuatro años, desde antes incluso de su comercialización- que era invisible dadas sus minúsculas moléculas. Justo antes del Tour, el laboratorio de París dio con un método, imperfecto, para hallarla en la orina. Después, Lausana, con ayuda de Roche, por un lado, y París, por otro, han construido un sistema, más fino, para hallarla en sangre. Por eso, la Agencia Francesa Antidopaje ordenó que se analizaran este mes las muestras de sangre congeladas de los ciclistas más sospechosos y por eso mismo el COI va a proceder a idéntica operación con algunas de las 969 muestras de sangre extraídas en Pekín.

Con los positivos por EPO clásica de los españoles Triki Beltrán y Moisés Dueñas, son ya seis los corredores de un Tour considerado como el de la renovación que han resultado positivos por dopaje sanguíneo. El Geroslteiner, equipo de Schumacher y Kohl, se ha distinguido históricamente por su discurso escandalosamente antidopaje y de acusación a otros contrincantes. El año que viene no seguirá en el pelotón.

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