miércoles, 11 de febrero de 2009

Cavic: "A mí me enseñaron que quien toca primero, gana"



JAVIER ROMANO - Sierra Nevada

Uno de los momentos inolvidables de los pasados Juegos Olímpicos fue la agónica victoria de Michael Phelps en los 100 metros mariposa, que le supuso su séptimo oro. Aventajó en una centésima al serbio Milorad Cavic, tras una formidable remontada. Aquella llegada fue controvertida. Cavic (Anaheim, EE.UU., 1984), acaba de estar en el C.A.R. de Sierra Nevada. El nadador serbio habla para MARCA de aquel desenlace y de su expulsión en los pasados Europeos por una proclama política.

¿Cómo ha ido su concentración en altura (2.320 metros) en Sierra Nevada?
Ha sido un éxito. Es un sitio perfecto para entrenarse. He estado muy centrado y he perdido dos kilos, pero también es un shock porque no he salido en diez días por la nieve.

¿Un nadador nacido y formado en Estados Unidos como usted puede mejorar en Europa?
Creo que son dos escuelas diferentes. La europea tiene un concepto algo antiguo: cuanto más nadas, más rápido vas. Yo creo más en el aspecto técnico y científico del deporte. Los fundamentos de mi preparación ya están consolidados y puedo entrenarme aquí con éxito. Tengo la suerte de que mi técnico (el italiano Andrea di Nino) es muy liberal y ve las cosas como un americano.

¿Por qué eligió nadar por Serbia habiendo nacido en California?
En mi familia se mantiene con fuerza la cultura serbia. Fueron a América en busca de mejores oportunidades pero no olvidan de dónde vienen. En 2000 yo tenía 16 años y Serbia me dio la oportunidad de competir en los Juegos de Atenas, directamente. Poco a poco me fui dando cuenta de que podía hacer algo positivo por la gente de mi país. En 2002 me decanté por nadar por Serbia como una forma de corresponderles. Yo soy quien puede dar un cambio favorable a la natación serbia.

La LEN le expulsó de los Europeos hace un año por subir al podio con el lema 'Kosovo es Serbia' n su camiseta. ¿Imaginaba esas consecuencias?
Lo hice por ayudar a los míos. En ese momento se estaba partiendo mi país y pensé que debía hacer algo para volver a unir a la gente; por eso hice lo de la camiseta. Al final resultó una idea estúpida porque no cambió nada y me echaron del campeonato, pero me alegro de haberlo hecho porque dio ánimos a mis compatriotas. Puse en peligro mi carrera, pero mi único temor era que alguien quisiera hacerme daño después, porque cuando hablas de política en un escenario internacional te creas enemigos.

Vayamos al Cubo de Agua de Pekín. ¿Pensó que podía ganar a Michael Phelps antes de la final de 100 mariposa?
Sí, creía que podía hacerlo porque le había demostrado en las semifinales que yo era un rival fuerte y que él tenía motivos para preocuparse.

¿Nadó contra el crono o contra Phelps?
Por el tipo de nadador que soy tengo que ir muy rápido y por delante en la primera mitad de la carrera. Sabía que no se decidiría el ganador hasta los últimos cinco metros, que el único que podía ganarme era Phelps y que tendría que luchar como nunca en mi vida.

¿Vio al americano echársele encima en los últimos metros?
Sabía que él aparecería al final, pero en los últimos cinco metros de una carrera de 100 tu cuerpo experimenta mucha fatiga, dolor, la falta de oxígeno te hace perder visión... Sólo deseas llegar cuanto antes al muro, así que en ese estado emocional tenía que recordar que Phelps estaba ahí. Se reducía todo a quién era más fuerte. Ese día yo lo estaba más que nunca, pero creo que Phelps tuvo más suerte porque el resultado sólo se puede explicar por la fortuna.

¿Cómo fue esa famosa última brazada?
No recuerdo haber experimentado nunca tanto dolor. No piensas demasiado, porque las llegadas las ensayas antes de la competición y cuando llega ese momento todo es automático.

¿Creyó haber ganado?
A decir verdad sabía que había ganado una medalla, la de oro, plata o bronce, no sabía cuál, pero sí una medalla, porque no había nadie alrededor excepto Phelps. No podía asegurar que hubiera ganado el oro. Él tampoco, ni nadie. Cometí un error en la última brazada por levantar la cabeza antes de tocar el muro. Sólo se puede justificar por el dolor que sentía y que no me permitió mantener el control sobre mi cuerpo. Me costó la medalla de oro, pero fui feliz con esa dura batalla en el Cubo de Agua.

¿Tocó antes Phelps o es que lo hizo más fuerte que usted?
Es difícil responder. No creo que en ningún sitio del reglamento diga que tienes que tocar el panel de cronometraje con tres kilos de fuerza. Toda mi vida mis entrenadores me enseñaron que quien toca primero es el ganador. Ahora la realidad es que vence quien activa antes el panel, no quien toca primero. Ahora ya lo sé.

¿En el podio, pensaba que había ganado la plata o perdido el oro?
Que gané la plata, porque fui a los Juegos con idea de conseguir el bronce. Esperaba que Ian Crocker, el plusmarquista mundial, estuviera mejor. Gané una plata, casi un oro, y me sentí muy orgulloso. Si alguien sabe perder ese soy yo, porque lo he hecho cientos de veces y cuando se pierde hay que hacerlo con dignidad.

¿Analizó las fotos y las imágenes de vídeo de la llegada?
He visto muchas y diferentes: unas en las que toco yo primero; otras en las que los dos lo hacemos al tiempo, pero no existen imágenes en las que se vea a Phelps llegar primero. Los medios de comunicación, especialmente los americanos, parece que perdieron las imágenes en las que se aprecia que yo gano. Sports Illustrated, por ejemplo, prefirió no mostrarlas. Pero, insisto, es un problema de tecnología: tienes que hacer una fuerza de tres kilos para activar el panel.

¿En caso de duda, la victoria se la adjudicaron a Phelps?
Mi problema es que no creo que nadadores o atletas deban estar patrocinados por Omega, que es quien gobierna mi mundo, el mundo de Phelps. Sería muy difícil para Omega cambiar un tiempo rápidamente en la computadora, pero creo que Omega no debería tener legalmente el derecho a patrocinar un nadador, porque en una controversia como la de aquella final se pondría del lado de Phelps. Quizá la situación hubiera sido diferente si no fuera su sponsor. Posiblemente, después de tres días de discusión se habría dicho que el resultado era otro. Pero eso no me quita el sueño. Simplemente creo que los organismos que rigen la natación deben hacer las cosas bien, pero hay más política en el deporte que en la vida real.

¿Cómo lo pasó mientras su federación reclamaba la decisión?
No hice nada. Cuando me dijeron que iban a reclamar pedí que no lo hicieran porque yo estaba satisfecho con el resultado. Si en ese momento hubiera pensado que me engañaban habría peleado, pero quise parar aquello, reflexionar, verlo todo y después, decidir. Pero inmediatamente después de la carrera no tenía la oportunidad de analizar lo sucedido. Es difícil de explicar; cuando estás satisfecho todo te parece maravilloso y no le das más vueltas. Lo único triste de esto es que Phelps tiene ocho medallas de oro y de aquí a un año no recordará cuál corresponde a cada prueba, ni cómo la ganó. Quizá recuerde nuestra carrera porque se ha hablado mucho de ella.

¿Aquel desenlace cambió su vida?
El resultado no. Sí el haber ganado una medalla. Fui el primer serbio que conseguía una medalla olímpica. Fui nombrado atleta del año y Míster Serbia.

¿Después de su gesto reivindicativo en los Europeos y la carrera de Pekín, se ha convertido en un héroe en su país?
Sí, así es. Muchos creen que demostré ser un gran campeón por la forma como perdí. Para ellos soy lo que Phelps para los americanos. Mi final fue la más emocionante de los Juegos, los serbios están muy orgullosos, y yo también de formar parte de la historia por aquella gran pelea.

¿Usted es el hombre capaz de derrotar a Phelps en una de sus pruebas emblemáticas?
Creo que soy el único que puede provocar la primera derrota de Phelps. ¿Podré hacerlo? No lo sé, pero siento con sinceridad que puedo nadar mejor, y espero probar al mundo que Phelps puede ser derrotado.

¿Mejor eso que ser recordado como el hombre que arruinó su gran desafío en Pekín?
Son dos caras del mismo asunto. En una la gente me ve como el hombre que casi derrota a Phelps e impide su sueño de las ocho medallas de oro. En la otra, me ven como un perdedor. Algunos bromean sobre mí por no haber acabado mejor aquella final. No me preocupa. Gané una plata y cada final es una experiencia de la que aprendo.

¿La próxima vez que se enfrente a Phleps, por ejemplo en los Mundiales de Roma, utilizará la misma táctica?
Creo que es buena, pero tengo que aumentar mi capacidad aeróbica. Lo interesante de nadar contra a Phelps y de haberlo superado en las eliminatorias y en las semifinales es que gané confianza. Cada vez que nos enfrentamos mi temor hacia él es menor. Creo que otros nadadores no desafiarán a Phelps hasta que se liberen de ese temor. El miedo es nuestro gran enemigo. En cuanto alguien le derrote, el resto dirá

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