jueves, 28 de mayo de 2009

"Pienso que puedo acercarme a los 5,20"


Jesús Mínguez

Yelena Isinbayeva (Volvogrado) ganó ayer, por segunda vez, el premio Laureus a la mejor deportista. Tiene 26 plusmarcas mundiales y ha superado cinco veces los 5 m.
Tiene 26 récords del mundo. ¿Dónde está su límite?
No lo sé. ¿El cielo quizás? (se ríe, simpática). No, en serio, me gustaría llegar a batirlo 36 veces, porque Serguey Bubka lo hizo en 35 ocasiones, y acercarme a los 5,20 m.

No pierde en una gran competición desde el Mundial de París 2003. Pero sus rivales no le presionan demasiado. ¿Cómo es posible encontrar motivación?
No se crea, ellas me persiguen y eso me motiva. Cada vez saltan más. Stuczynski llegó a Pekín con 4,92 y eso me hizo esforzarme aún más. De hecho batí el récord del mundo estableciéndolo en 5,05. Es una muestra de que ellas sí me hacen superarme, aunque hoy por hoy la motivación principal es ir subiendo centímetros el listón.

Usted practicó gimnasia de pequeña y eso le hace flotar sobre el listón. ¿Puede aún mejorar?
Sí, por supuesto. No creo que consiga moverme a la perfección cuando estoy arriba. Sigo ensayando mucho la técnica, practicando ese movimiento y creo que tengo un potencial de mejora amplio.

¿Y es cierto que en entrenamientos ha llegado a saltar ya 5,15 metros, como se ha publicado?
No, alguna vez lo he intentado, pero no logro pasarlo claramente. Rozo el listón. No existe limpieza. Pero sí que me veo capacitada.

¿Cómo es el profesor Vitaly Petrov, el técnico que hizo grande a Bubka, qué le enseña?
Muchas cosas, pero sobre todo me refuerza la confianza constantemente y me hace estar centrada en lo mío. Me hace ver que no puedo relajarme, aunque sea la más fuerte del mundo. Me recuerda cada día que puede venir alguna por detrás que me pase si me relajo. ¡Nunca, nunca me deja relajarme! Sería peligroso.
Cambió Volvogrado por el glamour de Montecarlo. ¿Cómo es su vida allí?
Es muy tranquila, es un lugar especial y, por supuesto, muy diferente a Rusia. Aunque también es verdad que mi país es más energético, la gente corre de lado a lado, la vida es más rápida. En Montecarlo todo lleva otro ritmo. ¡Será por la influencia del Mediterráneo!

¿Y se permite hacer muchas compras en esas boutiques tan exclusivas?
(Hace un gesto con la mano, como apartando la tentación, y esboza una sonrisa). No, no. Aún para mí es todo muy caro. Prefiero venirme aquí, a Roma (habla también italiano), o a San Remo.

¿Tiene a algún deportista como modelo deportivo o de vida?
No soy una persona que tenga ídolos. Para mí sólo existe una persona a la que podría considerar en ese sentido, como es Serguey Bubka, mi mentor. Siempre ha sido muy cariñoso conmigo, he podido intercambiar experiencias valiosas y creo que, además, es un ejemplo de cómo se puede orientar la vida de un deportista cuando se retira. Él es parte activa del COI, de la Academia de los Laureus

Pues su admirado Bubka falló en los Juegos, no consiguió un oro. ¿Eso supone que usted es más grande ya que él?
No, no creo que debamos compararnos. Yo he creado mi historia en el mundo del salto de pértiga femenino y él ha sido el mejor en el masculino. Los dos somos los mejores.
Aún le quedan muchos años de competición, pero ¿qué le gustaría hacer en el futuro?
Quiero formar una familia, eso lo tengo claro, con niños. Y me encantaría compartir toda mi experiencia con las generaciones futuras.

¿Piensa ya en su tercer oro olímpico en Londres?
Es mi objetivo en los próximos cuatro años. Quiero ganarlo y, probablemente, retirarme después en 2013 en los Mundiales de atletismo de Moscú.

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