martes, 14 de diciembre de 2010

...Y MARTA ELIGIO A CESAR



JUAN JOSÉ MATEO

"Fue áspera. Seca. Dejó de hablarme: 'Cortamos totalmente', me dijo. Cuando rompió de esa manera conmigo, ya no era la Marta que yo conocía. No la reconocía".
Los recuerdos son de Mariano Díez. Las maneras, de Marta Domínguez. La escena es del día de 2009 en el que la atleta decidió no trabajar más con el entrenador que la había guiado durante 24 años. "Creo que fue porque le dije que no me gustaban ciertas cosas de César de las que me había enterado y... eligió a César". César se apellida Pérez, es especialista en salto de obstáculos y uno de los técnicos presuntamente implicados en una red de venta y consumo de productos dopantes que operaría por toda España.
Por ese mismo caso, Domínguez prestará declaración por videoconferencia, "muy probablemente" esta semana, según fuentes judiciales. La juez le preguntará por la Operación Galgo. No indagará, sin embargo, sobre qué pasó con la niña que corría por la chopera de su casa, con la mujer que jugaba al fútbol "de chupona" con los niños de Venta de Baños sabiendo que ellos no iban a entrarle ni con la atleta que se entrenaba con Edu y Silvano. ¿Qué ha pasado con esa Marta? ¿Cómo pasó de niña a campeona y ahora de medallista a ciudadana pendiente de la justicia?
"Marta", recuerda el técnico, "tiene una mentalidad germánica: 'Quiero esto. ¿Qué hay que hacer para conseguirlo?' Y pum, pum. Perseverancia es la palabra. Siempre fue así, desde niña. Si jugábamos al fútbol, había que seguir hasta que ella ganaba o metía un gol. Era obediente, pero trasto. Recuerdo una vez que estuvo media hora en el pabellón intentando meter una canasta desde el medio campo. Hasta que la metió no paró: media hora".
Eso era la niña. Creció y llegó la atleta. "Para mí", dice Díez, "era como una hija. He tenido problemas por ella, me he peleado por ella con todo el mundo. En el pabellón que hoy lleva su nombre no podía entrenarse: tenía que hacer gimnasia en una manta. Y protesté. En la pista ha tenido problemas de cierta violencia con la gente que le incordiaba. Protesté. La he defendido incluso frente a Odriozola [el presidente de la federación] porque quería que fuera a correr por todos los sitios: no llegamos a mayores porque allí había un guardia".
Vino entonces la campeona, la cosecha de dos platas mundiales y dos oros europeos entre otros triunfos; la competidora fría que sufría nervios previos y la mujer a la que le salían granos, dolores de muelas y tendones hinchados como expresión de la procesión que le mordía por dentro: "Soportaba el sufrimiento hasta límites increíbles". Fue la etapa de los títulos... hasta que la atleta, que olfateó un oro olímpico en los 3.000 metros obstáculos, decidió sola. ¿En qué cambió? "En que pasó de niña a mujer, como en la canción. Aún entrenándola, me enteré de que tenía novio 15 o 20 días después. De que se casaba, por la prensa. Es muy reservada, pero, cuando debe hablar, habla".
Hablaron de Pérez, hasta que Marta ya no quiso hablar más: "No puedes denunciar sin pruebas, aunque digan, como me dijo un amigo, que le llamaban el camello de la Blume", cierra Díez.

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