miércoles, 25 de julio de 2012

BOB BOWMAN: "EL NIVEL DE PHELPS NO ES YA DE 10, PERO SÍ DE 8 O 9"


DIEGO TORRES
El País.com

Los entrenadores suelen volverse inflexibles y los nadadores antojadizos. La deriva de la relación conduce a la ruptura, salvo en casos extraños. El nadador estadounidense Michael Phelps (Baltimore, Martyland; 1985), que aspira a ser el hombre que más medallas olímpicas conquista en la historia (lleva 14 de oro y dos de bronce), es el más raro. Su coach, el también norteamericano Bob Bowman (Columbia, Carolina del Sur, 1964), ocupa el puesto reservado al padre. Juntos han forjado una convivencia que va para 17 años. La epopeya tiene lugar y fecha límite: el centro acuático de Londres, la semana que viene.

Pregunta. ¿Cómo ha transcurrido la preparación de Phelps para estos Juegos respecto a los de Sidney, Atenas o Pekín?
Respuesta. Han sido los más difíciles, los que me han supuesto un desafío más grande. Michael ya no es un niño. Ahora tiene muchas obligaciones. Su posición es distinta. No ha estructurado su vida alrededor de los Juegos como otras veces. En más de una ocasión he pensado que no llegaría a los de Londres.

P. ¿Cuál será su nivel?
R. En la escala del 1 al 10, si en Pekín estuvo de 10, en Londres estará entre el 8 y el 9.

P. Usted se crió en Carolina del Sur. ¿Hay algún rasgo propio en su modo de trabajar?
R. El Sur condicionó mi forma de pensar. Me dio una fuerte ética del trabajo y la convicción de que podría conseguir todo lo que me propusiera. Esa es la base. Pero mi filosofía es la suma de mis experiencias con entrenadores de todo Estados Unidos.

P. Con 34 años, sin conocer a Phelps, se planteó dejar de entrenar. ¿A qué se habría dedicado?

R. Creo que podría ser un buen maestro. Antes de llegar a Baltimore, no tenía claro cuál sería mi oficio. Estaba considerando trabajar con caballos de carrera. De hecho, fui entrenador de purasangres entre 1990 y 1996. Para mí, tratar con los caballos ha sido igual de edificante que tratar con los nadadores. Pero no tiene nada que ver. Las dinámicas son diferentes aunque los procesos, a veces, pueden asemejarse porque en ambos casos estás enseñando.

P. ¿Qué aprendió de los caballos?
R. Se comunican sin palabras y te obligan a observarlos con detenimiento. Mi sentido de la observación lo aprendí con ellos.

P. Entre 2009 y 2011, Phelps dejó de tomarse el entrenamiento en serio. ¿Cuándo volvió a ejercitarse a conciencia?
R. En los últimos 16 meses ha sido muy consistente. Se ha estado entrenando normalmente.

P. ¿En qué momento supo con certeza que acudiría a Londres?
R. En marzo de 2009 me telefoneó y me lo dijo: “Quiero nadar en los Juegos de Londres”.

P. ¿Qué relación mantienen?
R. Nunca nos hemos entendido tan bien como ahora. Nunca hemos compartido tantas ideas, tantos sentimientos. Estamos muy bien. Pero aún no he logrado que escuche música country. He sido yo el que se ha pasado un poco al rap.

P. ¿A qué se refiere cuando dice que quiere nadadores creativos? ¿Se puede ser creativo en un deporte tan rutinario?

R. Me gusta estimularlos para que experimenten con la técnica, con diferentes estrategias. Me interesa que aporten cosas al programa. Pero antes de eso necesitan un programa maestro estructurado que seguir.

P. ¿Cuál es el mayor cambio que ha experimentado Phelps?
R. Ahora puede nadar sus carreras de varias maneras en vez de hacerlo siempre igual. Cuando era más joven, su ritmo era siempre el mismo. Ahora puede cambiarlo dependiendo de las circunstancias. Por ejemplo, cuando comenzó con los 200 metros mariposa, en Sidney, salía muy lento y terminaba muy fuerte. Se quedaba demasiado atrás y, pasada la mitad de la prueba, no le daba tiempo a regresar. En 2001, en los Mundiales, fue el primero en tocar la pared de los 50 metros y se mantuvo al frente hasta el final. Ahora puede hacerlo de las dos formas: ir controlando o ser más agresivo. Una de las mayores dificultades para un nadador es acelerar al máximo en la primera parte de la prueba y conservar energía para regresar.

P. Se propone nadar siete pruebas, hasta 18 carreras. ¿Hasta qué punto su edad es un hándicap?

R. Estamos trazando una nueva ruta porque nadie ha acometido estos programas con 27 años. Yo tengo confianza. Hemos hecho una buena preparación. Creo que su actitud es buena y tengo la impresión de que hará un buen trabajo. Pero la recuperación entre una carrera y otra será más complicada que en Pekín. Él se ha entrenado para gestionar el cansancio, pero con 27 años el organismo no proporciona la frescura que con 24.

P. Ryan Lochte, su primer rival en los 200 y los 400 metros estilos, con 28 años, pisa el mismo terreno. ¿Cuál es el protocolo que sigue el equipo estadounidense para la recuperación?
R. Si nadas dos carreras en una misma tarde, lo primero, al salir del agua, es tomar una bebida con proteínas, carbohidratos y sales. Luego te extraen sangre para leer los niveles exactos después de la prueba. Finalmente, te metes en la piscina de calentamiento para hacer natación de recuperación hasta que el lactato de la sangre haya bajado del umbral de lectura. Después comes algo más sustancial, como barritas energéticas o una pieza de fruta. Entonces estás preparado para competir de nuevo. Una vez acabada la sesión, de mañana o tarde, se toman baños de hielo. Después, un masaje.

P. Phelps cumplió su gran objetivo en 2008. ¿Qué metas se propone alcanzar ahora?
R. Su mentalización no ha cambiado. Se ha propuesto cumplir objetivos muy específicos para cada una de las pruebas. Pero el principal, algo en lo que ha trabajado desde hace tiempo, es elevar el perfil de la natación como deporte. Estos Juegos supondrán un papel importante para esto último.

P. ¿Hay algo que nunca consiguió que Phelps hiciera?

R. Sí. Nunca pude hacerle nadar 1.000 metros mariposa. Nunca quiso hacerlo. Yo se lo pedía, pero se resistió. Sintió que no era capaz. Yo creo que es porque su mariposa se apoya en el trabajo de las piernas y es imposible nadar tantos metros conservando una cadencia muy fuerte de patada. Fue algo que nunca estuvo, mental o físicamente, listo para hacer.

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