domingo, 14 de julio de 2013

DÍA NEGRO PARA LA VELOCIDAD MUNDIAL


AMAYA IRÍBAR
EL PAÍS.COM

Hasta el viernes pasado, Tyson Gay, el velocista que desde hace años luchaba contra su cuerpo, sus demonios y, sobre todo, contra el estratosférico Usain Bolt —y perdía casi siempre—, era el hombre más rápido del año. Sus piernas, y el viento a favor, le impulsaron en junio a unos increíbles 9,75s, marca que no lograba desde 2009 y que hizo soñar a algunos especialistas con un verdadero duelo con el jamaicano en la prueba reina de la velocidad, los 100m, en los Mundiales de Moscú, del 10 al 18 de agosto.
Todas las ensoñaciones, las de los fans y las del velocista estadounidense, se rompieron en mil pedazos el pasado viernes cuando Gay recibió una llamada de la poderosa Agencia Antidopaje de Estados Unidos (USADA), según reconoció ayer por teléfono desde Ámsterdam, donde tiene su cuartel durante la gira europea, a un periodista de la agencia Reuters. Le dijeron que había dado positivo por una sustancia que el velocista no quiso revelar, en un control fuera de competición realizado el pasado 16 de mayo.
Entre lágrimas, Gay reconoció que no estaría en los Mundiales, ni en la cita de la Liga del Diamante en Mónaco con la que se había comprometido para esta semana, y que volaría de vuelta a Estados Unidos para estar presente durante el contraanálisis que aún debe confirmar si el atleta se dopó.
El velocista ‘falló’ en un ‘test’ en mayo, pero no revela la sustancia prohibida
Para un hombre como él, que nunca dio positivo, que ha participado de forma activa en más de una campaña antidopaje y que incluso después de hablar con los agentes de la USADA aseguró que nunca ha tomado sustancias prohibidas a sabiendas, es difícil dar una explicación. “No tengo ninguna historia de sabotaje que contar. No voy a mentir”, reconoció a los periodistas; “no tengo nada que decir para hacer que esto parezca un error. Solo puedo afirmar que deposité mi confianza en alguien que me ha decepcionado”. El plusmarquista estadounidense, que está a punto de cumplir 31 años, no quiso poner nombre a esa persona de su entorno a la que culpa de todos sus males.
Echando la vista atrás, los desconfiados pensarán que todas esas lesiones que han marcado la carrera de Tyson Gay escondían algo más. Que no eran solo un cuerpo puesto una y otra vez al límite de sus posibilidades (“mi motor genera una velocidad que mis músculos no soportan. Corro más rápido de lo que mi cuerpo admite”, llegó a decir a un periodista de EL PAÍS que le visitó en la soleada Floriad hace tres veranos).
Desde que volviera de Osaka con tres oros mundiales en 2007 —100m, 200m y el relevo—, Tyson Gay ha sufrido un sinfín de lesiones musculares que han frenado su carrera en pos del título al mejor velocista de la historia casi tanto como la eclosión de Bolt en los Juegos de Pekín en 2008. Gay se lesionó en los trials que abrían la puerta a esa cita, se operó y decidió dejar la comida rápida y ponerse en manos de un nutricionista para evitar las lesiones.
“Puse mi confianza en alguien que me ha decepcionado”, dice el campeón de EEUU
Los habrá también que señalarán al grupo con el que se entrena en Clermont, a las afueras de Orlando, como altamente sospechoso. Pero lo único realmente cierto por el momento, y a la espera del resultado definitivo del contraanálisis y de conocer de qué sustancia se trata, si es que se confirma el positivo, es que el tropiezo de Gay deja aún más solo a Usain Bolt en su lucha por recuperar el título mundial perdido hace dos años en Daegu por una salida a destiempo.
El ganador entonces fue su compatriota Yohan Blake, lesionado ahora. Sin Gay, la bandera de Estados Unidos la llevará Justin Gatlin, que ha corrido este año en 9,81s, que también fue campeón del mundo allá en 2005, olímpico en 2004 y bronce en Londres 2012 (donde su compatriota fue cuarto) y que ya purgó una larga sanción por dopaje.
Si el positivo se confirma, el corredor se enfrenta a una sanción de dos años. “Espero poder volver a correr de nuevo”, ha dicho el hombre más rápido del año, “me tomaré la sanción como un hombre”. Aunque lo consiga, no volverá a ser lo mismo. Volverán las sospechas sobre la velocidad y el viejo debate de si se puede correr tan rápido sin hacer trampas con el cuerpo. Y como tantos otros velocistas, como Ben Johnson, como Marion Jones, Tyson Gay quedará manchado para siempre por la sombra del dopaje.

Y además, Asafa Powell

El mismo día en que Tyson Gay reconoció haber dado positivo, desde Jamaica, la otra potencia de la velocidad, llegaban más nubarrones. Cinco atletas habrían corrido la misma suerte en los trials jamaicanos celebrados entre el 20 y el 23 de junio, según publicaba en su página web The Gleaner, un periódico de la isla.
El diario no daba los nombres de los atletas, ni la sustancia detectada, aunque una fuente señalaba que el origen podía ser un nuevo complemento alimentario. El británico The Telegraph reveló luego que se trataba de Nesta Carter, el segundo hombre más rápido en 2013 (9,87s) tras Gay, Sherone Simpson, y Asafa Powell, explusmarquista mundial de 100m y 9,88s este año. Powell lo confirmó a última hora a través de un comunicado, pero negó la intención: “Nunca he tomado ninguna sustancia prohibida. Ni ahora ni nunca he sido un tramposo”. El mes pasado se encontraron trazas de un diurético prohibido en una muestra de la campeona olímpica Veronica Campbell-Brown, jamaicana que vive y se entrena en Clermont (Florida).

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